Ya estás en pleno rodaje, ya se han encendido los focos y las cámaras han empezado a grabar, tú ocupas un papel importante en todo ello, eres el figurante, ¿cómo has de enfocar tu actuación en esta opción para trabajar figuraciones que te ha surgido?
La respuesta a la pregunta anterior tiene respuesta en dos palabras clave: profesionalidad y talento, y para ello hay que tener muy en cuenta las implicaciones que cada una de ellas tiene tu puesta en escena como figurante.
Ante todo hay decir que sobre todo debes ser siempre un excelente profesional, ello significa tener una actitud y dedicación profesional, dicho de otro modo, mal harás si piensas que por tener un papel que consideras pequeño o de poco nivel no das tu imagen más profesional y no inviertes en el mismo lo mejor de ti mismo. Craso error cometerás pues quizá en ese papel pequeño se encuentra la plataforma perfecta para tu salto a un papel mucho más grande, y quizá, quien sabe, al estrellato.
Con lo anterior se quiere hacer ver que no importa cuán grande o pequeño sea el papel que te han encomendado, ya que en ese momento, ese papel debe de ser el más importante, el más bonito del mundo y en el que debes poner todo tu esfuerzo, toda tu dedicación y toda tu pasión. Tiempo tendrás después de soñar en otros papeles, de desearlos y de esforzarte para lograrlos, pero ello deberás hacerlo desde la base, lo contrario será el camino más seguro al fracaso.
Y lo mismo que todo lo anteriormente expuesto sucede con tu talento. Tu talento es un tarro de esencias, pero es un tarro de esencias que no debes guardar para «cuando llegue el momento», el momento es ahora y aquí, en esta actuación. Sorprende al mundo (sin sobreactuar, que tu talento sea natural) y así puede que logres aquel ascenso en la profesión que tanto deseas.